• ¿Qué es el estrés térmico?
• Consecuencias del estrés térmico en el bienestar y productividad de los trabajadores
• ¿A partir de qué temperaturas se considera el estrés térmico laboral?
• Estrés térmico por calor en el trabajo
• Estrés térmico por frío en el trabajo
• Normativas referentes al estrés térmico en el trabajo
• Las medidas preventivas para el estrés térmico que no deberían faltar en tu empresa
• Una solución de bajo consumo y eficiente para mejorar la ventilación industrial

¿Qué es el estrés térmico? 

El estrés térmico laboral es la carga física que sufre un trabajador cuando su cuerpo no puede mantener su temperatura interna dentro de los límites seguros debido a las condiciones ambientales. Este fenómeno se produce cuando hay una exposición prolongada a temperaturas elevadas o extremadamente bajas que superan la capacidad de termorregulación del cuerpo humano.

Aunque es más común en sectores industriales como la metalurgia, la construcción, la logística o la agroindustria, el estrés térmico puede afectar a cualquier actividad que se desarrolle en entornos mal climatizados. En esencia, es una amenaza silenciosa que compromete la seguridad, la salud y el rendimiento del trabajador.

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Consecuencias del estrés térmico en el bienestar y productividad de los trabajadores

Los efectos del estrés térmico sobre el organismo son múltiples y pueden ir desde un malestar leve hasta afecciones graves como el golpe de calor o la hipotermia. Entre los síntomas más comunes se encuentran la fatiga, los mareos, la deshidratación, la pérdida de concentración, irritabilidad, cefaleas y disminución del rendimiento físico.

Desde el punto de vista empresarial, estas condiciones provocan:

• Pérdida de productividad por disminución del ritmo de trabajo.
• Aumento de errores humanos, con el consiguiente impacto en la calidad del producto o servicio.
• Mayor probabilidad de accidentes laborales.
• Incremento del absentismo y bajas médicas.
• Desmotivación y rotación del personal.

A largo plazo, estas consecuencias pueden suponer un elevado coste económico y una merma en la reputación de la empresa.

¿A partir de qué temperaturas se considera el estrés térmico laboral? 

No existe un único umbral de temperatura que determine el inicio del estrés térmico, ya que influyen múltiples factores: la humedad relativa, la ventilación, la ropa de trabajo, el esfuerzo físico y la aclimatación del trabajador.

A modo orientativo, se considera que el riesgo de estrés térmico por calor comienza a partir de los 27-30 °C en interiores mal ventilados o exteriores sin sombra. En trabajos de alta carga física, incluso temperaturas de 25 °C ya pueden generar efectos negativos.

En el caso del estrés térmico por frío, el umbral puede situarse por debajo de los 10 °C, agravándose en condiciones de humedad o viento, lo que acelera la pérdida de calor corporal.

Estrés térmico por calor en el trabajo 

Este tipo de estrés térmico es especialmente prevalente en verano o en instalaciones industriales donde se utilizan hornos, maquinaria pesada, fundiciones o procesos de combustión.

Las consecuencias más graves del calor excesivo en el trabajo son:

• Golpes de calor y síncopes.
• Deshidratación severa.
• Pérdida de concentración y coordinación.
• Riesgo de accidentes por errores o fallos de atención.

Los sectores más afectados son la industria pesada, la construcción, los almacenes logísticos, las cocinas industriales y la agricultura intensiva.

Estrés térmico por frío en el trabajo 

Por otro lado, el frío excesivo también representa un serio riesgo para la salud laboral, especialmente en cámaras frigoríficas, plantas de procesado alimentario, instalaciones logísticas o trabajos al aire libre en invierno.

Las consecuencias incluyen:

• Hipotermia.
• Congelación localizada en extremidades.
• Disminución de la movilidad y agilidad manual.
• Mayor probabilidad de lesiones músculo-esqueléticas.
• Reducción del rendimiento físico y mental.

Ambos tipos de estrés térmico deben considerarse en los planes de prevención de riesgos laborales, dado su impacto directo sobre la salud y la eficiencia operativa.

Normativas referentes al estrés térmico en el trabajo 

En España, la normativa que regula las condiciones ambientales en el trabajo está recogida en el Real Decreto 486/1997, que establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo. Según esta norma:

• Para trabajos sedentarios en interiores, la temperatura debe situarse entre 17 y 27 °C.
• Para trabajos ligeros en movimiento, entre 14 y 25 °C.

Además, la Ley de Prevención de Riesgos Laborales obliga a las empresas a evaluar los riesgos derivados de las condiciones ambientales y adoptar medidas preventivas adecuadas.

A raíz del cambio climático y las olas de calor más frecuentes, el INSST (Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo) ha intensificado las recomendaciones y protocolos para prevenir el estrés térmico, especialmente en sectores vulnerables.

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Las medidas preventivas para el estrés térmico que no deberían faltar en tu empresa

Prevenir el estrés térmico no solo es una obligación legal, sino una responsabilidad ética que mejora la calidad del entorno laboral. Algunas de las medidas más efectivas que toda empresa debería implementar son:

1. Evaluar el riesgo térmico mediante sensores de temperatura y humedad.
2. Modificar la organización del trabajo, evitando los momentos más críticos de calor o frío extremo.
3. Proporcionar ropa de protección térmica adecuada (transpirable o térmica según el caso).
4. Hidratar a los trabajadores regularmente y facilitar zonas de descanso climatizadas.
5. Formar a los trabajadores y supervisores sobre los síntomas y actuaciones ante estrés térmico.
6. Fomentar la aclimatación progresiva a condiciones térmicas adversas.

Y, sobre todo, hay una medida clave que marca la diferencia en la lucha contra el estrés térmico: una buena ventilación.

Una solución de bajo consumo y eficiente para mejorar la ventilación industrial 

La ventilación es uno de los elementos más importantes para controlar el entorno térmico en entornos industriales. No solo mejora la calidad del aire, sino que reduce la acumulación de calor, elimina contaminantes y favorece la evaporación del sudor, ayudando a regular la temperatura corporal.

En este sentido, los ventiladores industriales de gran caudal se posicionan como una solución eficiente, sostenible y de bajo consumo energético frente a otros sistemas más costosos o ineficientes.

Estas son algunas de sus ventajas:

• Circulación de aire a gran escala: capaces de mover grandes volúmenes de aire de forma uniforme.
• Reducción efectiva de la sensación térmica: hasta 6 °C menos en verano.
• Mejora del confort en ambientes cerrados o con maquinaria caliente.
• Compatibles con otras soluciones de climatización o refrigeración.
• Ahorro energético significativo, con consumos entre 150 y 500 W/h según el modelo.
• Instalación sencilla y bajo mantenimiento.

Dentro de estos, destacan los ventiladores HVLS (High Volume, Low Speed) que, gracias a sus grandes aspas y baja velocidad de giro, permiten ventilar amplios espacios industriales sin generar ruidos ni corrientes molestas. Además, pueden funcionar todo el año: en verano refrescan y en invierno redistribuyen el aire caliente acumulado en el techo, optimizando el uso de la calefacción.

Estos ventiladores pueden generar hasta 6ºC de bajada de sensación térmica mediante una brisa agradable, reduciendo también la humedad relativa del ambiente. Todo esto se traduce en un ambiente de trabajo más confortable, aumentando la productividad de los trabajadores.

También son muy eficientes, reduciendo significativamente el consumo energético, y, por lo tanto, los costes para la empresa. Además, el mantenimiento de este tipo de equipos es mucho menor que en los sistemas centralizados de climatización HVAC.

Los modelos actuales permiten regular la velocidad, automatizar su encendido/apagado y adaptarse a la actividad del espacio, lo que los convierte en una solución inteligente y rentable para industrias, almacenes logísticos, talleres o instalaciones deportivas.

Pero además, presentan grandes sinergias con las instalaciones de climatización HVAC. Si se combinan los ventiladores industriales HVLS con sistemas HVAC pueden lograrse ahorros de hasta un 30% en la energía empleada y solucionar problemas como los puntos calientes y fríos (estratificación térmica).

Son soluciones ideales para climatizar espacios amplios y altos, como naves industriales, centros logísticos, fábricas, aeropuertos, almacenes, centros comerciales, gimnasios, etc.

En resumen, combatir el estrés térmico en el entorno laboral no es solo una cuestión de bienestar, sino de productividad, prevención de riesgos y rentabilidad empresarial. Apostar por soluciones de ventilación eficientes, como los ventiladores industriales de gran caudal HVLS, puede marcar la diferencia entre un entorno saludable y uno improductivo. Ignorar este problema ya no es una opción.

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