Integración de la aerotermia en las instalaciones del sector terciario
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En un mundo cada vez más preocupado por la eficiencia energética y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la búsqueda de soluciones de climatización y agua caliente sanitaria más sostenibles se ha convertido en una prioridad. Para la consecución del objetivo de descarbonización de cara a 2050 que nos marca la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD), es imprescindible apoyarse en tecnologías de origen renovable para cubrir nuestras necesidades de confort térmico. Hay que dejar claro también que esta Directiva EPBD, aunque puede facilitar las soluciones de tipo eléctrico, no prohíbe las calderas, solo limita el uso de combustibles de origen fósil a partir de 2040.
Actualmente, para nueva edificación de tipo terciario, el Código Técnico de la Edificación en su sección HE0 nos marca una cantidad máxima total de energía primaria y de energía primaria no renovable, que podemos destinar para satisfacer una serie de demandas de confort: climatización, agua caliente sanitaria, ventilación, control de humedad e iluminación (esta última no hay que considerarla para edificios de tipo residencial). Por diferencia entre ambos indicadores tenemos que, dependiendo de la zona climática y el tipo de edificio terciario, entre el 40 y el 67% de estos consumos tiene que venir de fuentes de energía renovable.





Cuando se plantea una instalación para satisfacer una demanda de calefacción y agua caliente sanitaria, normalmente nos centramos más en optimizar la parte de calefacción (que tradicionalmente es la que más carga térmica ha solicitado), dejando en segundo plano la parte de ACS. No obstante, tenemos que tener en consideración que, dependiendo del tipo de instalación, el consumo energético que se destina para la demanda de ACS puede llegar a ser el 30% de la factura energética total (como pasa en tipologías de obras terciarias grandes consumidoras de agua caliente como son los hoteles, gimnasios, hospitales, etc…).
Abordamos en este artículo la imperiosa necesidad de una gobernanza efectiva de la calidad del aire interior (CAI) en ciudades urbanizadas y propensas a pandemias.
Pocas empresas son conscientes del impacto directo que tiene el entorno térmico sobre la productividad de sus trabajadores. En ambientes industriales, donde se manejan temperaturas extremas, tanto por calor como por frío, el rendimiento físico y mental de las personas puede disminuir notablemente si no se toman las medidas adecuadas. Sin embargo, implementar soluciones eficaces contra el estrés térmico no solo protege la salud del personal, sino que también se traduce en beneficios tangibles para la organización: mayor eficiencia, reducción del absentismo laboral, mejor ambiente laboral y un menor índice de rotación de plantilla.

El sector de las instalaciones, la construcción y las energías renovables es muy exigente en cuanto a formación. Las tecnologías evolucionan a mucha velocidad y los profesionales tienen que dedicar una parte importante de su tiempo a actualizar su formación. 
Al enfrentarse a un proyecto de aerotermia, a muchos instaladores les surgen ciertas dudas e inquietudes. Tras consultar con varios de los instaladores que utilizan la herramienta 
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