Integración de la aerotermia en las instalaciones del sector terciario
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En un mundo cada vez más preocupado por la eficiencia energética y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la búsqueda de soluciones de climatización y agua caliente sanitaria más sostenibles se ha convertido en una prioridad. Para la consecución del objetivo de descarbonización de cara a 2050 que nos marca la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD), es imprescindible apoyarse en tecnologías de origen renovable para cubrir nuestras necesidades de confort térmico. Hay que dejar claro también que esta Directiva EPBD, aunque puede facilitar las soluciones de tipo eléctrico, no prohíbe las calderas, solo limita el uso de combustibles de origen fósil a partir de 2040.
Actualmente, para nueva edificación de tipo terciario, el Código Técnico de la Edificación en su sección HE0 nos marca una cantidad máxima total de energía primaria y de energía primaria no renovable, que podemos destinar para satisfacer una serie de demandas de confort: climatización, agua caliente sanitaria, ventilación, control de humedad e iluminación (esta última no hay que considerarla para edificios de tipo residencial). Por diferencia entre ambos indicadores tenemos que, dependiendo de la zona climática y el tipo de edificio terciario, entre el 40 y el 67% de estos consumos tiene que venir de fuentes de energía renovable.




El agua caliente sanitaria es una demanda de confort que existe en prácticamente la totalidad de las viviendas. Para cubrirla podemos emplear multitud de tecnologías y sistemas que encontramos en el mercado. Pensamos en sistemas que producen ACS a partir de la combustión de un gas (calderas y
Disponer de una piscina en nuestra vivienda es un plus en confort que no todos nos podemos permitir. Para aquellos afortunados que puedan tener una, resulta algo frustrante el no poder utilizarla durante gran parte del año porqué la temperatura del agua no está dentro de un rango adecuado de uso. En ciertas zonas climáticas de España, el periodo de uso puede quedar restringido a 2 o 3 meses máximo durante el año.
Cuando se plantea una instalación para satisfacer una demanda de calefacción y agua caliente sanitaria, normalmente nos centramos más en optimizar la parte de calefacción (que tradicionalmente es la que más carga térmica ha solicitado), dejando en segundo plano la parte de ACS. No obstante, tenemos que tener en consideración que, dependiendo del tipo de instalación, el consumo energético que se destina para la demanda de ACS puede llegar a ser el 30% de la factura energética total (como pasa en tipologías de obras terciarias grandes consumidoras de agua caliente como son los hoteles, gimnasios, hospitales, etc…).
Es un hecho que nos encontramos en un período de transición energética con un progresivo cambio de tendencias en cuanto al diseño de las instalaciones térmicas orientadas para la calefacción y el agua caliente sanitaria. En el mercado cada vez nos encontramos un número mayor de soluciones de confort térmico, cada vez más eficientes y con una importancia más trascendente de las fuentes de generación de origen renovable.
Las instalaciones centralizadas de agua caliente sanitaria se caracterizan por ser muy exigentes en cuando a los consumos energéticos que hay que destinar a las mismas para asegurar el confort de sus usuarios.
En la Directiva Europea de Ecodiseño ErP en vigor desde el 26 de septiembre de 2015,

