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El futuro del aislamiento en la arquitectura contemporánea | Pulso al mercado

portada pulso mercado aislamiento arqLa arquitectura del siglo XXI está redefiniendo sus fundamentos al compás de nuevas exigencias y el aislamiento es una pieza clave en el rendimiento global de los edificios, tanto en obra nueva como en rehabilitación.

La industrialización, los nuevos sistemas constructivos, las tecnologías digitales y los cambios en la normativa europea están generando una profunda evolución en los materiales, en las soluciones y en los perfiles de demanda, tanto desde el diseño como en la ejecución.

En este contexto, tomamos el pulso al mercado del aislamiento a través de cinco voces expertas y complementarias. Su visión nos permitirá entender hacia dónde se dirige el futuro del aislamiento y qué desafíos y oportunidades marcarán su desarrollo en la arquitectura contemporánea.

  • Miguel ángel Gallardo, Director de Unidad de Negocio España y Portugal de ROCKWOOL
  • Joan Cardús, Director Nacional de Prescripción de SOPREMA
  • David Molina, Director Técnico de ANDIMAT
  • Álvaro Pimentel Secretario General de AISLA

Evolución de la demanda: más espesor, más sostenibilidad

La demanda de soluciones de aislamiento ha crecido tanto en cantidad como en calidad. Miguel Ángel Gallardo, de ROCKWOOL, destaca que este crecimiento se debe a la doble presión normativa y a una mayor conciencia social: “Cada vez se busca que las viviendas estén mejor aisladas para que sean más eficientes y confortables, y entonces se necesitan nuevas soluciones”.

Joan Cardús, desde Soprema, subraya el cambio en los espesores medios: “Hace ocho o diez años, se utilizaban aislamientos de 40 o 50 mm, ahora estamos en espesores de 80, 100, incluso 120 mm”. Además, destaca una clara tendencia hacia materiales de origen natural como fibras de madera, cáñamo o celulosa reciclada.

Para Álvaro Pimentel, director general de AISLA, también se ha intensificado la demanda en rehabilitación: “Se exigen aislamientos de más calidad, porque al incrementar espesores, los más eficientes ganan más ventaja frente al resto”.

David Molina, de ANDIMAT, remarca la creciente presión por materiales sostenibles: “Aquel fabricante que no sea capaz de desarrollar productos sostenibles se va a quedar fuera del mercado”.

Aislamiento e industrialización: dos mundos que deben encontrarse

La industrialización de la construcción está remodelando procesos, tiempos y materiales. Gallardo señala que el sector del aislamiento ha acompañado esta tendencia desarrollando soluciones adaptadas: “El sector del aislamiento se adapta a las características específicas de las soluciones industrializadas frente a las tradicionales”.

Cardús coincide, explicando que “cada industrializador tiene su sistema y formatos, y nosotros los fabricantes adaptamos el producto a lo que nos piden”.

Sin embargo, Pimentel advierte una desconexión entre el mundo de la industrialización y el de la instalación tradicional: “Son dos mundos que no se han encontrado todavía. La industria necesitará mano de obra preparada y ahí es donde los instaladores tienen mucho que aportar”.

Molina añade que, aunque la industrialización aún está en fase de consolidación, “es clave garantizar que se cumplan los requisitos del Código Técnico de la Edificación y la calidad exigida”.

Economía circular: del residuo al recurso

El aislamiento también tiene un papel fundamental en la economía circular. Cardús explica que Soprema ha montado su propia planta de reciclaje: “Recogemos residuos de poliestireno expandido, restos textiles o papel de celulosa y los convertimos en materia prima para fabricar planchas de aislamiento térmico”.

Gallardo afirma que la lana de roca de ROCKWOOL puede reciclarse infinitamente: “Reciclamos cualquier residuo de lana de roca en obra e lo integramos en el proceso productivo, contribuyendo a una industria más circular”.

Diseño y aislamiento: cuando la técnica se convierte en estética

Aunque muchas veces invisible, el aislamiento también tiene implicaciones en el diseño arquitectónico. Para Gallardo, lo importante es “no condicionar el diseño. Nuestro reto es adaptarnos a las diferentes soluciones constructivas sin que el aislamiento sea un obstáculo”.

Cardús va más allá y habla de sistemas como el SATE, que permiten aislar por el exterior sin perder metros útiles interiores: “Aquí entra el diseño del revestimiento, con diferentes texturas y colores”. Además, menciona soluciones que aportan directamente valor estético, como las fibras de madera vistas o las cubiertas ajardinadas, “donde las plantas actúan como aislante térmico natural”.

Protección frente al clima extremo

En un contexto de cambio climático, donde los episodios meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes e intensos, el aislamiento térmico cobra un nuevo protagonismo como escudo frente a las inclemencias. No se trata únicamente de lograr confort térmico interior, sino de garantizar la durabilidad, la salubridad y la eficiencia energética de los edificios ante condiciones cada vez más exigentes.

Miguel Ángel Gallardo, de ROCKWOOL, lo resume claramente: “Los edificios han de estar sujetos a las inclemencias del tiempo, que cada vez son mayores y más variadas. Por eso los materiales aislantes han de garantizar la durabilidad del edificio. Un edificio que no dura es muy poco sostenible”.

Esto significa que los productos aislantes no solo deben tener buenas prestaciones térmicas, sino también estabilidad dimensional, resistencia a la humedad, inercia frente a los rayos UV y comportamiento frente al fuego. Son propiedades fundamentales para evitar el deterioro de los sistemas constructivos y, con ello, un aumento del consumo energético o la aparición de patologías constructivas.

Joan Cardús, desde Soprema, añade una dimensión clave: “Cada vez son más frecuentes las olas de calor, especialmente en climas como el español. Un mal diseño térmico o una mala elección del sistema puede traducirse no solo en mayor consumo energético, sino en patologías como humedades, condensaciones o incluso sobrecarga en instalaciones de climatización”.

En este sentido, la elección de sistemas completos —como cubiertas ventiladas, soluciones SATE o paneles con rotura de puente térmico— es esencial para proteger el edificio tanto del frío como del calor extremos. Además, una buena estrategia de aislamiento permite reducir la demanda energética en los picos de temperatura, disminuyendo el riesgo de sobrecalentamiento estival o pérdidas térmicas invernales.

Por tanto, el aislamiento se configura como una solución pasiva indispensable para aumentar la resiliencia del parque edificado ante fenómenos extremos, contribuir a la sostenibilidad a largo plazo y garantizar el confort y la seguridad de sus ocupantes.

Impacto normativo: una nueva era regulatoria

La normativa europea está marcando un punto de inflexión en el desarrollo de soluciones de aislamiento y en la forma en la que se concibe el diseño energético de los edificios. Hasta ahora, el marco regulatorio —con iniciativas como el Código Técnico de la Edificación (CTE) o las sucesivas versiones de la EPBD (Energy Performance of Buildings Directive)— había puesto el foco en el rendimiento energético durante la vida útil del edificio, es decir, en reducir el llamado “carbono operativo”. Sin embargo, como advierte Álvaro Pimentel, director general de AISLA, “la normativa que viene va más allá: se va a fijar también en el carbono embebido, en el que traen los propios materiales”.

Este cambio de paradigma implica que no solo se valorará cuánta energía ahorra un edificio, sino también cuánta energía fue necesaria para producir y transportar los materiales con los que está construido. Esta doble exigencia está acelerando la innovación en el sector del aislamiento, obligando a los fabricantes a desarrollar productos con una huella de carbono más baja y con mejores certificaciones ambientales.

David Molina, director general de ANDIMAT, subraya el impacto directo que tendrá esta evolución normativa en la legislación nacional: “La EPBD está siendo un antes y un después. Va a implicar la modificación del Código Técnico de Edificación, concretamente del DB HE de Ahorro de Energía, para exigir unas transmitancias más adecuadas que permitan alcanzar los objetivos de descarbonización de 2050”. Además, desde ANDIMAT han propuesto la creación de un nuevo Documento Básico centrado en el confort pasivo, con el objetivo de incorporar criterios como la vulnerabilidad energética o la salud interior en el diseño desde el primer momento.

La nueva normativa también afectará a los procedimientos de certificación y control de calidad. El futuro Reglamento de Productos de Construcción (CPR) incluirá nuevos métodos de ensayo, ampliará las categorías de productos con marcado CE obligatorio y actualizará los requisitos técnicos, lo que supondrá un esfuerzo adicional de adaptación para fabricantes y proyectistas.

En definitiva, la normativa no solo está redefiniendo los estándares técnicos del sector, sino que está impulsando un cambio estructural en la forma de diseñar, construir y rehabilitar edificios. El aislamiento, como solución pasiva y estratégica, está en el centro de esta transformación y tendrá un papel protagonista en la transición hacia una arquitectura baja en carbono, saludable y resiliente.

Retos y oportunidades del aislamiento en la arquitectura contemporánea

El gran reto que enfrenta el sector es, sin duda, la rehabilitación. “La ambición de la UE en descarbonización pasa por rehabilitar el parque existente, que es muy ineficiente. Pero no es fácil: se necesitan recursos y una industria preparada”, alerta Gallardo.

Pimentel señala otros cuatro grandes desafíos: la atracción de mano de obra cualificada, la transformación hacia la sostenibilidad, la innovación en productos y, sobre todo, el reconocimiento profesional del instalador: “Es clave que se nos reconozca como colectivo en edificación”.

Cardús apunta hacia la digitalización, la industrialización y los materiales biodegradables como futuras líneas de desarrollo: “La tendencia debe ser crear productos reciclables e incluso biodegradables al final de su vida útil”.

Por último, Molina anticipa un cambio de paradigma normativo que afectará directamente al aislamiento: “El nuevo reglamento de productos de construcción, la mejora del Código Técnico y las actualizaciones del RITE y la EPBD marcarán los próximos años”.

Conclusión

El aislamiento térmico ha dejado de ser un elemento técnico invisible para convertirse en una herramienta estratégica de sostenibilidad, confort, diseño y resiliencia climática. Su evolución no solo responde a la normativa, sino también a una sociedad cada vez más exigente con la eficiencia y la salud del entorno construido. El futuro del aislamiento en la arquitectura contemporánea pasa por la innovación, la integración con sistemas industrializados, la circularidad y la profesionalización del sector. Un futuro que, según coinciden los expertos, ya está en marcha.

 

Modificado por última vez enJueves, 22 Mayo 2025 14:41

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