Molins comparte su propuesta técnica para la reconstrucción de viviendas tras la DANA de Valencia
- Escrito por Alejandro Rodríguez CALORYFRIO
La DANA que azotó la Comunidad Valenciana a finales de octubre de 2024 dejó una huella de destrucción sin precedentes, con especial impacto en miles de viviendas. Según datos del Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), se han registrado indemnizaciones por daños en cerca de 50.000 hogares, además de comercios, oficinas e instalaciones industriales. Una cifra que evidencia la magnitud del reto de reconstruir y la urgencia de hacerlo con criterios técnicos y sostenibles.
En este contexto, Molins ha presentado su propuesta técnica para afrontar con garantías esta reconstrucción. Una guía estructurada en cuatro pasos fundamentales para devolver la seguridad, habitabilidad y resiliencia a las viviendas afectadas por las inundaciones.
Paso 1: evaluación técnica y profesional de los daños
Todo proceso de reconstrucción debe comenzar con un diagnóstico riguroso. Es imprescindible que un perito cualificado realice una inspección detallada del inmueble, desde los cimientos —que pueden haber sido socavados por el agua— hasta la cubierta, pasando por forjados, tabiquería y cerramientos.
Esta evaluación debe identificar daños estructurales (grietas, fisuras, descalces), humedades persistentes o riesgo de desarrollo de moho, usando herramientas como cámaras térmicas o medidores de humedad, esenciales para detectar problemas invisibles a simple vista.
Un dato preocupante: se estima que tres de cada diez viviendas afectadas estaban situadas en zonas identificadas como inundables, lo que obliga no solo a reparar, sino a repensar y adaptar las construcciones al nuevo contexto climático.
Paso 2: secado completo y controlado del inmueble
Antes de iniciar cualquier reparación, es vital garantizar un secado exhaustivo. La humedad atrapada en materiales estructurales o de acabado puede derivar en patologías graves como moho o degradación de elementos clave del edificio.
Este proceso debe realizarse con equipos profesionales —ventiladores industriales, deshumidificadores, calefactores— y asegurando una ventilación constante y homogénea.
Paso 3: retirada segura de materiales y limpieza profunda
Los materiales que hayan absorbido agua y sufrido daños irreversibles (aislamientos, placas de yeso laminado, maderas, solados porosos…) deben retirarse de forma segura y conforme a la normativa de gestión de residuos.
Asimismo, las inundaciones suelen comprometer instalaciones esenciales: electricidad, fontanería, climatización o ventilación. Es fundamental que estas sean inspeccionadas y, si es necesario, sustituidas por profesionales cualificados.
La limpieza final, con productos específicos y equipos de protección, debe eliminar bacterias, virus y esporas de moho arrastradas por el agua contaminada.
Paso 4: rehabilitación con soluciones técnicas avanzadas
En esta última fase, entra en juego el conocimiento técnico y la aplicación de soluciones especializadas que aseguren no solo la habitabilidad, sino la durabilidad frente a futuros episodios extremos.
En cimentaciones, por ejemplo, se emplean técnicas como inyecciones de resinas o morteros especiales de altas prestaciones para rellenar huecos, recuperar la capacidad portante y garantizar la estabilidad. En muros y pilares dañados, los morteros estructurales devuelven su forma y resistencia, mientras que los refuerzos con fibra de carbono se aplican en casos especialmente críticos.
En entornos con alta humedad o salinidad, se recurre a sistemas con inhibidores de corrosión para proteger las armaduras del hormigón. En paralelo, el tratamiento de humedades por capilaridad se convierte en esencial: mediante barreras químicas o sistemas de electroósmosis, y con la posterior aplicación de morteros macroporosos o de cal —ideales también en edificios con valor patrimonial— se garantiza un secado duradero y transpirabilidad de los muros.
Finalmente, una correcta impermeabilización protege la vivienda frente a futuras entradas de agua, utilizando sistemas adaptados a cada zona (cimientos, garajes, terrazas, cubiertas) como impermeabilizantes cementosos, acrílicos, bituminosos o poliuretánicos.
Según Celia Pérez, Managing Director del negocio de Construction Solutions de Molins, “la DANA de Valencia es un doloroso recordatorio de lo vulnerables que pueden ser nuestras edificaciones ante fenómenos meteorológicos extremos, cuya frecuencia e intensidad se ven incrementadas por el cambio climático. La reconstrucción de las viviendas afectadas es una tarea compleja que requiere conocimiento técnico, materiales adecuados y una ejecución profesional. Para los afectados, pero también para toda la ciudadanía, es un reto que sus hogares sean no solo funcionales, sino también que estén seguros y preparados para los desafíos climáticos del futuro”.
Si quieres más información sobre MOLINS:
www.molins.es
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