Aislamiento térmico para suelo ▷ Las nuevas soluciones
- Escrito por Paula Serrano CALORYFRIO
La forma de construir los edificios en la actualidad ha evolucionado considerablemente en los últimos 40 años. Todo ello como consecuencia de la evolución de la técnica en la construcción y sobre todo, debido al aumento de las exigencias normativas. En lo que respecta al aislamiento térmico y acústico de los edificios, la publicación del Código Técnico de la Edificación (CTE) en 2006 y sus posteriores modificaciones, han supuesto un antes y un después en este sentido. Un factor muy a tener en cuenta, por ejemplo, en el diseño y construcción de edificios de viviendas.
El CTE, norma actual para el diseño y construcción de edificios, determina los requisitos básicos de seguridad, habitabilidad y funcionalidad que la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE) establece como objetivos de calidad en la edificación que la sociedad demanda. Esta norma atiende, entre otros requisitos fundamentales, a las exigencias básicas de aislamiento térmico y acústico de aplicación en los diferentes elementos constructivos que conforman los edificios: suelos, fachadas, cubiertas, tabiques, medianeras, ventanas y particiones interiores ya sean horizontales o verticales.
En este artículo nos vamos a centrar en el aislamiento térmico y acústico para suelos en los edificios, dedicando un apartado especial a las soluciones industrializadas que existen en el mercado.
- Qué dice la normativa respecto del aislamiento térmico para suelos
- Exigencias reglamentarias en relación con el aislamiento acústico de suelo
- Aislamiento acústico del suelo
- Elementos que componen un suelo a efectos de ruido
- Espesor del aislamiento acústico en el suelo flotante
- Soluciones industrializadas de aislamiento térmico y acústico en suelos
- Conclusiones
Qué dice la normativa respecto del aislamiento térmico para suelos
El Documento Básico de Ahorro de Energía (DB HE) incluye la sección HE1 de condiciones para el control de la demanda energética. Esta sección determina, entre otros aspectos, el nivel de aislamiento de los diferentes elementos constructivos, entre ellos los suelos. La exigencia determina que los diferentes suelos no deben de superar un determinado valor de transmitancia térmica U (W/m²). Dicho valor cambia en función del tipo de suelo y la zona climática.
En la siguiente tabla se puede comprobar los valores límite que establece la norma:
A efectos del DB HE existen suelos en contacto con el aire exterior, suelos en contacto con el terreno y suelos en contacto con espacios no habitables, así como particiones interiores horizontales que pertenecen a la envolvente térmica. Un espacio no habitable es un recinto interior no destinado al uso permanente de persona que sólo exige unas condiciones de salubridad adecuadas. Es decir, garajes, trasteros, cuartos de basura e instalaciones. También se incluyen las cámaras bajo forjado sanitario.
De la tabla 3.1.1.a se deduce que a menor valor límite de U, mayor espesor de aislamiento térmico. Cuando se trata de aislar el aislamiento térmico de un suelo en contacto con el aire exterior, el espesor del aislante a colocar tendrá que ser al menos, equivalente al que se coloque en fachada, ya que el valor U límite es el mismo para ambos elementos constructivos. En lo que respecta a suelos en contacto con espacios no habitables o con el terreno, el espesor es menor que para suelos en contacto con el aire exterior, ya que el valor límite es superior. De la tabla también se deduce, que a mayor severidad climática de invierno (A menos severo, E más severo), el valor U límite es menor, y por lo tanto el espesor de aislamiento térmico exigible es mayor.
Adicionalmente, el DB HE determina que los forjados o particiones interiores horizontales, puede separar unidades del mismo uso o de uso distinto. Por ejemplo, los forjados que separan viviendas entre sí, o viviendas de locales comerciales o viviendas de zona comunes en edificios de viviendas. La norma también establece un valor U límite para estas particiones, que también se les puede considerar como “suelo” en el lenguaje del usuario.
El DB HE incluye una segunda tabla en su Anejo E, que complementa la tabla 3.1.1.a anterior, que aporta valores orientativos de transmitancia que pueden ser útiles para el predimensionado de soluciones constructivas de edificios de uso residencial privado de obra nueva o en los que se rehabilite más del 25% de la envolvente. El objetivo de esta tabla complementaria es alcanzar el cumplimiento de la condición establecida para no superar el valor límite del coeficiente de transmisión de calor de la envolvente en su conjunto. Como se observa en la tabla del Anejo E, los valores de U son inferiores a los de la tabla 3.1.1.a.
Exigencias reglamentarias en relación con el aislamiento acústico de suelo
El valor de transmitancia térmica U está directamente relacionado con el espesor del aislamiento térmico. Si tomamos como referencia los valores límite de U de la Tabla a-Anejo E, podemos establecer unos espesores de aislamiento orientativos. Espesores que podrán variar en función de la conductividad del material aislante y de la posición interior o exterior en el cerramiento, en este caso, el suelo.
La Guía de aplicación del DBHE incluye una estimación de los cm de aislamiento necesarios para soluciones constructivas estándar, incluido espesor de aislamiento para suelos. Los espesores indicados a continuación se corresponden con los valores de U de la tabla a-Anejo E anterior. La conductividad del material aislante considerado es de 0,032 W/Mk. A mayor conductividad del aislamiento térmico, mayor espesor será necesario.
Estos valores de aislamiento son orientativos y no se pueden aplicar de manera aislada. El espesor de aislamiento térmico puede aumentar en función de otros parámetros como el aislamiento de otros elementos constructivos, la compacidad del edificio, la proporción de superficie de acristalamiento o cómo se resuelvan los puentes térmicos, entre otros factores. No hay que olvidar que el cumplimiento de la normativa pasa por la limitación del valor del coeficiente global de transmisión de calor K.
Aislamiento acústico de suelo
El objetivo básico Protección frente al ruido, se regula en el Documento Básico Protección frente al ruido (DB HR). En este documento se recogen las exigencias de aislamiento acústico para limitar el riesgo de molestias o enfermedades que el ruido pueda producir a los usuarios. Para ello la norma determina cómo diseñar y construir los elementos constructivos que conforman los recintos para reducir la transmisión de ruido aéreo, ruido de impactos, y ruido y vibraciones de instalaciones propias del edificio.
La norma determina las exigencias de aislamiento a ruido en función del tipo de suelo. Es decir, diferencia suelos que separan recintos del espacio exterior y suelos que separan recintos protegidos o habitables de otros recintos que no pertenecen a la misma unidad de uso (vivienda), de recintos de actividad o de recintos de instalaciones.
A efectos de diseño de aislamiento a ruido, un suelo que deba alcanzar las exigencias normativas debe de estar compuesto por un suelo flotante sobre el elemento soporte (forjado) y en caso necesario un techo suspendido. Con todo ello se debe de verificar que se cumple con los valores mínimos de mejor del índice global de reducción acústica Ra, ponderado A, (ruido aéreo) y reducción del nivel global de presión de ruido de impacto ΔLw. El primer parámetro se consigue en función del forjado y del aislamiento elegido. El segundo parámetro relativo al ruido de impacto depende del suelo flotante seleccionado. Para su evaluación será necesario considerar no solo los recintos que dicho suelo separa verticalmente, sino también aquellos que separa horizontalmente o que tengan una arista horizontal común.
Elementos que componen un suelo a efectos de ruido
El primer elemento que determina el grado de aislamiento a ruido de un suelo es el forjado. El forjado se caracteriza por su masa y su índice de reducción acústica Ra. El segundo elemento es el tipo de tabiquería, vía de transmisión de ruido por elementos de flanco. No es lo mismo que la tabiquería sea de entramado autoportante, o que sea de fábrica apoyada directamente en el forjado o sobre bandas elásticas o sobre el suelo flotante.
Según el Catálogo de Elementos Constructivos (CEC) del CTE versión V6.3 de Marzo de 2010, un forjado de bovedillas de hormigón de canto 300, tiene una masa de 372 kg/m². Si entramos en la tabla 3.3 del DB HR por un forjado de masa de 350 kg/m², la norma determina que el suelo flotante debe de alcanzar una reducción del nivel global de presión de ruido de impacto ΔLw de 15 dB, si dicho suelo separa dos viviendas y la tabiquería es de fábrica que apoya sobre bandas elásticas o sobre el suelo flotante. A efectos de ruido aéreo no sería necesario añadir un techo suspendido con aislamiento acústico.
Espesor del aislamiento acústico en el suelo flotante
Un suelo flotante se compone generalmente de un material de acabado, de un soporte del acabado y de un material aislante. Según el CEC el soporte del acabado puede ser una capa de mortero de 5 cm o bien soporte de tablero de yeso laminado. En cuanto al material aislante basta unos mm de lana mineral, polietileno o poliestireno expandido (EPS). El espesor va desde menos de 1 cm hasta unos 3 cm.
Volviendo al ejemplo del forjado de 350 kg/m², y tomando como referencia los suelos flotantes que aparecen en el CEC, se deduce que para alcanzar un nivel global de presión de ruido de impacto ΔLw de 15 dB, bastaría con instalar un acabado de tarima de madera, más un aislamiento de 20 mm de lana mineral, sin necesidad de incluir un soporte del acabado. Si se optara por otro material de acabado, por ejemplo, un cerámico, bastaría con un aislante de polietileno de 30 mm, bajo una capa de mortero de 50 mm de espesor a modo de soporte del acabado.
Soluciones industrializadas de aislamiento térmico y acústico en suelos
En el mercado existen soluciones industrializadas para la construcción de edificios. La construcción prefabricada incluye la fabricación de elementos de una dimensión (viguetas, pilares o vigas prefabricadas), de dos dimensiones (paneles multicapa) y de tres dimensiones (vivienda completa) también conocida como construcción modular.
La construcción en dos dimensiones se basa en un sistema de construcción integral que incluye un tipo de panel para cada tipo de cerramiento: fachadas, cubiertas, tabiques y suelos sanitarios o forjados intermedios. Si se opta por este tipo de construcción, los paneles diseñados para ser instalados como suelos deberán de alcanzar las exigencias normativas comentadas en párrafos anteriores. Aspecto que queda recogido y justificado en los DAU (Documento de Adaptación al Uso) ya comentados en un artículo anterior.
En el mercado podemos encontrar soluciones de suelo tipo panel multicapa compuestos por tableros de diferentes materiales (fibro-yeso, fibro-cementos, OSB, etc.), que incorporan un alma de aislamiento térmico y acústico, configurables con otros paneles técnicos. Dichos paneles técnicos pueden ser desde un tablero de alta densidad para resolver al acondicionamiento acústico sobre el que apoyar el revestimiento final, hasta un panel técnico de suelo radiante.
Conclusiones
Volviendo al párrafo introductorio, y teniendo en cuenta todo lo expuesto, se puede concluir que el aislamiento de suelos cumple un doble objetivo. Por un lado, el objetivo de alcanzar un confort térmico interior reduciendo las pérdidas y ganancias de calor, a la vez que se garantiza un ahorro energético. Por otro lado, el objetivo de proteger de la transmisión del ruido desde otros recintos o el exterior, hacia los espacios considerados protegidos o habitables en el interior de los edificios. Todo ello para garantizar la calidad constructiva que la sociedad demanda, la protección de la salud de los ocupantes y también la protección del medioambiente.
La solución adoptada para el cumplimiento de este doble objetivo pasará sin duda por el cumplimiento de las exigencias normativas. Y dicha solución podrá ser configurable mediante la construcción tradicional in situ o mediante soluciones prefabricadas de construcción en seco, con las ventajas que esta segunda opción ofrece en cuanto a rapidez en la ejecución, reducción del consumo de energía y agua, reducción de residuos generados y menor coste de ejecución entre otros aspectos.
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