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5 Razones que avalan la necesidad de la eficiencia energética en la Edificación

Como cada año, el 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética, al que una vez más nos sumamos convencidos de que el primer paso para garantizar la mejora de la eficiencia energética debe darse en la edificación. Solo mediante objetivos ambiciosos en este ámbito se garantizará la reducción de nuestra demanda de energía, lo que además favorecerá alcanzar el objetivo de una economía descarbonizada en 2050.

La eficiencia energética ha ocurrido de forma natural y a una velocidad vertiginosa en otros sectores, como el de la automoción, donde los fabricantes de coches compiten por ofrecer cada día vehículos con mejores prestaciones y menor consumo, y la eficiencia energética constituye uno de los principales criterios de decisión al adquirir un nuevo vehículo.

Por el contrario, en el sector de la edificación la eficiencia energética avanza a un ritmo inexplicablemente lento. Según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, los visados para la reforma o restauración de viviendas en 2019 no superaron los 30.000. Cifra muy lejana a la de las más de 300.000 viviendas rehabilitadas al año propuestas en diferentes estudios, entre ellos el promovido por nuestra Fundación: “Impacto de la rehabilitación energética del sector residencial en la consecución de los objetivos ambientales para España”.

Sería asimismo necesaria una mayor ambición en el marco regulatorio pendiente de aprobación, caso del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, donde el objetivo anual para la mejora de la envolvente térmica de viviendas se queda en un valor medio de 120.000 hogares al año hasta 2030, muy lejos aún del dato objetivo y que, al representar menos del 1% del parque existente y en peor estado, se aleja peligrosamente de la ratio objetivo que propone la UE, cercana al 3%.

Por cuestiones como las comentadas,  aprovechamos la celebración de este día para aportar cinco razones de peso que avalan la necesidad de priorizar la eficiencia energética, o lo que es lo mismo, el #hashtag que triunfó hace un par de años, #EnergyEfficiencyFirst:

Alcanzar los objetivos ambientales

El primero de los motivos respondería a la necesidad de alcanzar los objetivos ambientales que nos hemos puesto como país. Lograr una mejora de la eficiencia energética del 32,5% en 2030 sólo se podrá alcanzar con la contribución del sector de la edificación y para ello es necesario incrementar el ritmo y la profundidad de intervención de viviendas rehabilitadas al año. La certificación energética de los edificios y los Informes de Evaluación del Edificio son una oportunidad para mejorar considerablemente nuestros edificios a partir de estas inspecciones periódicas. No hacerlo es una oportunidad perdida y carece de toda lógica. 

¿Por qué asumimos como normal mejorar la estética de una fachada sin mejorar la eficiencia energética del edificio? Rehabilitar con criterios energéticos exigentes supone una inversión 1,3 veces superior a hacerlo de forma convencional; y paralelamente, multiplica por 6,7 veces la mejora de la eficiencia energética reduciendo la demanda, el consumo y el impacto ambiental.
Además, considerando que la renovación en las fachadas se realiza cada 30 años de media, o se hace ahora o tendremos “edificios no responsables”, o dicho de otro modo, “edificios responsables del cambio climático”.

Adaptación al cambio climático 

En segundo término, consideramos que la eficiencia energética en edificios puede ser una verdadera solución de adaptación al cambio climático. Las mejoras en la envolvente térmica del edificio, combinadas con otras soluciones a escala ciudad como la incorporación de mayor presencia de naturaleza, serán aliados frente a escenarios climáticos futuros con episodios más frecuentes y virulentos, especialmente frente al calor extremo.
La falta de adaptación de los edificios a las condiciones externas de temperatura ha protagonizado en los últimos años acontecimientos como la suspensión de clases en centros educativos. Desde 2010 la energía utilizada por los sistemas de refrigeración ha aumentado un 25% en los edificios del todo el mundo. La rehabilitación energética consigue aumentar la resiliencia de nuestros edificios a las temperaturas extremas, tanto en invierno como en verano.

Generador de empleo y motor económico

Como tercera razón a tener en cuenta, la eficiencia energética es un generador de empleo y un motor económico. A lo largo de los últimos años, diferentes estudios coinciden en que la rehabilitación energética de edificios supondría la creación de unos 18 empleos estables directos por cada millón de euros invertido en este campo. A esta cifra habría que añadirle el empleo indirecto e inducido que generan estas actividades. Por ello, deben existir mecanismos económicos que incentiven la rehabilitación energética de nuestros edificios, entre ellos, medidas fiscales y marcos normativos que, a todos los niveles, y especialmente a nivel local, faciliten las actuaciones.

La rehabilitación puede ser, además, un nuevo “nicho” de negocio para la banca. ¿Por qué los bancos no venden el producto de la “rehabilitación”? Ellos mismos reconocen que no es un problema de morosidad de las comunidades de vecinos, pero sigue sin agilizarse este tipo de crédito.

Relación entre la eficiencia energética y la salud

El cuarto de los motivos se centra en la relación existente entre la eficiencia energética y la salud: si cuidas de tu casa, ella cuidará de ti y de las personas que te importan. 

Existen evidencias científicas contrastadas sobre la incidencia de factores como la temperatura en la salud de las personas, así como el creciente nivel de ruido en nuestras ciudades. Acciones simples como el aislamiento de los hogares con lanas minerales ofrecen una protección frente a ambos factores. Además, los hacen seguros contra la propagación de incendios y resuelven otros problemas más comunes de lo esperado, como las condensaciones y el moho, ambos fuente de problemas respiratorios, y que aparecen no sólo en hogares con problemas económicos.

La rehabilitación de 1,5 millones de viviendas construidas entre 1960-1980 ahorraría a la administración pública en costes sanitarios y laborales aproximadamente 370 euros por vivienda, al tiempo que evitaría que 120.000 personas tuvieran problemas cardiovasculares derivados de las condiciones en las que habitan en sus propios hogares (IREC, 2016). ¿Hay alguna razón con más peso que proteger nuestra salud?

Ahorro en los hogares

Finalmente, y como quinto motivo a tener en cuenta, se sitúa el ahorro en los hogares. Así, según cifras de 2016, el 17% de la población residente en España realiza un gasto desproporcionado sobre sus ingresos para pagar las facturas de la energía, y el 10% de los hogares no es capaz de alcanzar una temperatura adecuada en invierno. 

La falta de eficiencia energética de los edificios es una de las causas que provocan que muchas personas se encuentren en situación de pobreza energética en nuestro país. En este contexto, la mejora de los edificios residenciales mediante actuaciones de rehabilitación energética que reduzcan al máximo su demanda es la mejor solución para reducir la vulnerabilidad energética de las personas que los habitan en el presente y que lo harán en el futuro, incluso cuando se produzcan nuevos incrementos de los precios de la energía y/o cuando lleguen nuevos ciclos económicos desfavorables.

Apostar sin medias tintas por #EnergyEfficiencyFirst, es decir, por la eficiencia energética en los edificios a través de la reducción de la demanda, como las Directivas Europeas (EPBD y EED) nos recuerdan, es el único camino. Por otra parte, no podemos olvidar que, por lo que respecta al parque edificado, la EPBD exige compromisos reales a nivel país para finales de marzo de 2020 mediante la esperada “Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España”.

Modificado por última vez enViernes, 05 Marzo 2021 11:17

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