En esta edición, por primera vez, Casa Decor llega al corazón del Barrio de Las Letras, en la esquina donde confluyen las calles San Agustín y Cervantes, un barrio histórico, literario y artístico, donde vivieron las grandes figuras del Siglo de Oro español. Este barrio es un símbolo de la creatividad que mentes brillantes aportaron a la cultura y que, sin duda, inspirarán a los diseñadores de hoy a proyectar espacios que repliquen el esplendor de aquel siglo floreciente y luminoso.

Y a este gran legado inspirador se suma el entorno del Paseo del Prado, Patrimonio Mundial por ser el paseo arbolado abierto al público más antiguo del mundo, lo que le confiere el rango de referente urbano excepcional y modelo universal. Y no solo paisajístico, sino también cultural, pues en él se hallan tres de los museos más importantes del mundo: el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornemisza.

Así pues, esta edición ofrece una fuente de inspiración absoluta, donde se unen urbanismo, paisajismo, arquitectura, diseño, arte, literatura y, en definitiva, cultura e historia española y universal. Casa Decor muestra su agradecimiento a la propiedad compartida del edificio, Sircle Collection y Take Point, "por albergar esta edición de oro, antes de reconvertir el palacio en un encantador hotel de lujo".

La Casa Palacio del Marqués de los Vélez y Conde de Niebla

Construida entre 1892 y 1895 por el arquitecto Enrique Sánchez y Rodríguez, como residencia de Alonso Álvarez de Toledo y Caro, marqués de los Vélez y conde de Niebla, esta casa palacio constituye una de las pocas muestras de la arquitectura nobiliaria que perviven en la zona.

Tras la demolición del antiguo convento de San Agustín y el palacio de Medinaceli -donde hoy se encuentra el hotel Palace-, la duquesa viuda de Medinaceli vendió el solar de la esquina al marqués, quien ese mismo año encargó la construcción de su residencia familiar, un palacio urbano con sótano, tres plantas y torreón en la esquina. La fachada del primitivo palacio muestra un estilo clasicista, sobrio y rotundo, con espacios interiores elegantes y monumentales, sobre todo en la planta baja y en la primera planta.

La última casa nobiliaria de la zona 

La vivienda de los marqueses de Vélez fue la última casa palacio construida en este entorno y una de las últimas supervivientes una vez destruido el cercano Palacio Xifré.

Los marqueses podrían haber escogido cualquiera de las ubicaciones que por aquel entonces estaban más cotizadas, como el reciente Paseo de la Castellana, pero optaron por el valor simbólico de comprar el solar a la casa de Medinaceli, antaño poseedora de estos terrenos, con un afán de remarcar su trascendencia y linaje histórico, en contraposición a la nueva generación de aristócratas que buscaban construir sus residencias en estilos mucho más llamativos y ostentosos.

Una nueva vida como convento

En 1926, el palacio pasó a manos de la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, para su uso como convento y colegio. Fue el arquitecto Joaquín Sainz de los Terreros, quien se hizo cargo de la remodelación del edificio en sucesivas adecuaciones.

De esta primera intervención data la construcción de la capilla, instalada en las antiguas cocheras del palacio, el espacio más relevante de esta nueva ocupación por su decoración escultórica. También se modificó la entrada para adecuar la portería del convento y se realizaron las escaleras de servicio.

Más de un siglo de historia

Alrededor de 1941, al ampliar las actividades como colegio, se hizo necesario levantar una cuarta planta para albergar las habitaciones. Para esta ampliación, que afectó la fachada, Sainz de los Terreros se decantó por un estilo continuista con los ordenamientos clásicos establecidos en el proyecto de Enrique Sánchez, si bien simplificados y racionalizados, con intención de armonizar con el conjunto del palacio sin desmerecer la escala del edificio.

A partir de este momento, el inmueble ha sufrido diversas reformas de acondicionamiento hasta la última, en 2009, cuando se realizaron labores de acondicionamiento de los espacios y que ha dado como resultado la superficie construida actual: 3.500 metros cuadrados.

A pesar del cambio de actividad del edificio, de suntuoso palacio a sobrio convento, aún se conservan huellas señoriales en la planta baja y principal, como la hermosa entrada de acceso al vestíbulo, con suelos de mármol blanco, vidrieras de la Casa Maumejean, elaboradas molduras y cornisas y una monumental escalera semicircular.

Sir Agustin, el nuevo hotel de lujo de Madrid

La propiedad del edificio es compartida entre Sircle Collection y Take Point, quienes liderarán conjuntamente la rehabilitación de este inmueble para realizar el hotel de lujo Sir Agustin. El proyecto incluye 33 habitaciones, un restaurante y The Cover, el novedoso concepto de club privado de Sircle Collection.

Situado a poca distancia del Parque de El Retiro, el Museo del Prado y el centro de la ciudad, Sir Agustin se convertirá en un nuevo referente social y cultural en el corazón de Madrid, reflejo del espíritu contemporáneo de la ciudad y su rico patrimonio cultural. En su reforma se restaurarán elementos históricos junto con intervenciones actuales que respetarán la esencia del edificio, ofreciendo un espacio versátil y emblemático que integra arquitectura, diseño y creatividad.

La colaboración entre Sircle Collection y Take Point une la visión de un promotor innovador con la sensibilidad creativa de una marca internacional de estilo de vida. Juntos buscan dar nueva vida a un edificio histórico y aportar energía cultural y creativa a Madrid, reforzando la posición de la ciudad como capital europea del arte, el diseño y la inspiración urbana.

El Barrio de las Letras y el entorno del Paseo del Prado

También conocido como el Barrio de las Musas, debe su nombre al estrecho vínculo con el mundo literario de la capital, siendo el epicentro de la cultura de las letras españolas durante los siglos XVI y XVII, donde habitaron algunos de los nombres más insignes de la literatura española y universal como Miguel de Cervantes, Lope de Vega o Francisco de Quevedo.

Precisamente en la calle Lope de Vega, en la iglesia de San Ildefonso (convento de las Trinitarias Descalzas), una placa conmemorativa recuerda que en este lugar descansan los restos de Miguel de Cervantes. No lejos de allí se encuentra la casa-museo del gran dramaturgo Lope de Vega (curiosamente en la calle Cervantes), que también está enterrado en el barrio, en la iglesia de San Sebastián (calle Atocha).

A pesar de hallarse en el centro de la ciudad, esta zona fue una vez los límites orientales de la Villa de Madrid. El entorno que conforma el actual Paseo del Prado fue, hasta el siglo XVI, terrenos agrícolas comunales, llamados el “Prado Viejo”. En el siglo XVI, se inicia la consolidación de este espacio urbano, con la alineación de caminos mediante plantaciones arbóreas ordenadas y la ornamentación con fuentes públicas, quedando asentado definitivamente el carácter del paseo como lugar de esparcimiento público.

A lo largo de los siglos, sobre todo a partir de la construcción del Palacio del Buen Retiro, se sucedieron diferentes hitos que fueron configurando la zona: el trazado del Salón de Prado, con las fuentes de Cibeles y Neptuno, el Gabinete de Ciencias Naturales –hoy Museo del Prado–, el Jardín Botánico, la recuperación de los Jardines del Retiro, el barrio de los Jerónimos, el Banco de España, el Congreso de los Diputados, etc., hasta llegar al siglo XX con la edificación de los hoteles Palace y Ritz, el Palacio de Cibeles, el Triángulo del Arte..., entre otras muchas emblemáticas obras arquitectónicas de la zona.

Estas características son las que configuran este espacio urbano como el primer paseo urbano con carácter público y abierto a todas las clases sociales que se creó en el mundo, que ha sido determinante por su valor trascendental para incluir todo este ámbito, llamado el Paisaje de la Luz, en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.