Aprovechar la biomasa: la solución que podría reducir un 60% la superficie quemada en España
- Escrito por Idoia Arnabat CALORYFRIO
El verano de 2025 se perfila como uno de los más devastadores de las últimas tres décadas. Según datos del sistema satelital europeo Copernicus, más de 400.000 hectáreas han ardido en España, una superficie mayor que toda la isla de Mallorca. La magnitud de los incendios refleja la urgencia de repensar la gestión forestal y adoptar estrategias sostenibles para mitigar sus efectos.
La Asociación Española de Fabricantes de Estufas, Cocinas y Chimeneas (AEFECC) advierte que la clave está en una correcta gestión de los bosques mediante la extracción de biomasa sobrante. Esta práctica no solo equilibra los ecosistemas, sino que convierte un problema —el excedente forestal acumulado— en una fuente de energía limpia, sostenible y económica.
Biomasa y prevención: apagar el fuego 20 años antes
El Foro Mundial del Medio Ambiente (WWF) recuerda que “el momento de apagar un incendio es 20 años antes”, con restauración y cuidado forestal. España cuenta con 18 millones de hectáreas de bosque, pero solo utiliza un tercio de la biomasa disponible, dejando los dos tercios restantes a merced del fuego.
Estudios del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña, el CSIC y la Universidad Autónoma de Barcelona coinciden: si la extracción de biomasa se concentra en áreas de alto riesgo, la superficie quemada podría reducirse hasta un 60%. Menos ramas secas y restos acumulados en el monte significa menos combustible para las llamas.
Dependencia energética y potencial de la biomasa
Además de su impacto en la prevención de incendios, la biomasa es un recurso estratégico para reducir la dependencia energética de España, que alcanza el 74,4% frente al 57,5% de la media europea, según Eurostat.
Aunque España es el tercer país europeo en potencial biomásico, solo aprovecha el 36,5% de esta fuente renovable, lo que nos sitúa en octava posición en consumo de calor producido por biomasa sólida y en novena en producción de electricidad a partir de ella. El contraste es claro con países como Francia, donde la biomasa supone ya el 60% del calor renovable. Como destaca Carlos Oliván, presidente de AEFECC, “aprovechar esta madera sobrante serviría como combustible natural, eficiente y económico y, además, lograríamos aumentar la superficie boscosa en un ciclo de retroalimentación mediante el dióxido de carbono. Reduciendo la cantidad de biomasa acumulada en zonas forestales mediante la recogida de leña o ramas se favorece la regulación y el funcionamiento del ecosistema, evitando la propagación descontrolada de los incendios, ya que hay menos material susceptible de la quema”
Hogares españoles: ahorro energético y reducción de emisiones
El uso de biomasa en calefacción aún es minoritario en España: apenas el 35% de los hogares la utilizan como fuente principal frente a países como Austria, donde la cifra se acerca al 70%.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) estima que la calefacción puede representar más del 71% del consumo energético en una vivienda unifamiliar en zonas frías, lo que se traduce en más de 800 euros anuales. AEFECC calcula que si un 18% más de hogares apostaran por sistemas de calefacción con biomasa, el ahorro sería de 500 millones de euros al año, además de una reducción significativa de emisiones de CO₂.
Carlos Oliván, presidente de AEFECC: “apostar por la calefacción de leña y pellet es apostar por un futuro energético, justo, limpio y local.”
Sostenibilidad real: gestionar el bosque es conservarlo
La gestión forestal sostenible no implica talar bosques, sino aprovechar los residuos y subproductos de la industria maderera. Según AEFECC, la leña y el pellet no solo reducen incendios, también mejoran la absorción de CO₂, estimulan las economías rurales y preservan la biodiversidad.
En palabras de Carlos Oliván, presidente de AEFECC, apostar por la biomasa es apostar por un futuro energético justo, limpio y local, en línea con los objetivos europeos de descarbonización y seguridad energética. "No se talan bosques para producir energía. Se gestiona de forma sostenible y se aprovechan otros productos de la industria maderera. El uso energético de la leña, además, contribuye a reducir incendios forestales, mejorar la absorción de CO₂ , ya que los bosques activos capturan más y, además, se estimulan las economías rurales y se preserva la biodiversidad.”
Una energía resiliente que Europa debe impulsar
El informe del European Committee of Manufacturers of Domestic Heating and Cooking Appliances (CEFACD) respalda esta visión: la calefacción con leña y pellet reduce emisiones, aporta estabilidad en los picos de demanda eléctrica y garantiza una energía asequible y resiliente.
En un contexto de incendios cada vez más graves y una crisis energética prolongada, la biomasa se revela como una de las grandes aliadas de la transición energética y de la protección activa de los bosques.
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