No podemos seguir bailando al ritmo de los incendios forestales, las pandemias y las catástrofes medioambientales solo para abordar la urgente agenda de la calidad del aire. Si todos aspiramos a que nuestras ciudades sean inteligentes, nuestras economías circulares y nuestros recursos naturales sostenibles, tendremos que adoptar nuevos modelos empresariales y formas de vida que tengan en cuenta el planeta, las personas y los beneficios.
Ello requiere una estrategia ágil para abordar los problemas acuciantes de la "sostenibilidad", ya sea la contaminación y la calidad del aire, el confort térmico y la eficiencia energética o simplemente dar al planeta la oportunidad de regenerarse. Una envolvente saludable de los edificios es esencial para el bienestar de sus ocupantes y, por tanto, las soluciones a la calidad del aire deben establecerse desde el principio por diseño, y no sólo por demanda.