Aislamiento de cámaras de aire ▶ ¿Qué material elegir?
- Escrito por Paula Serrano CALORYFRIO
Existe un enorme potencial de mejora en España de la eficiencia energética de los edificios existentes. De hecho, se estima que, en términos de consumo energético, el 84,5% de los edificios existentes en España cuentan con una calificación E, F o G. Un dato bastante preocupante por las repercusiones medioambientales y de déficit de confort interior para los usuarios que este hecho supone. Pero dichas calificaciones pueden ser mejoradas, entre otras actuaciones, instalando aislamiento térmico en los edificios. Por ejemplo, mediante aislamiento térmico insuflado. En este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber sobre el aislamiento de cámaras de aire.
Qué es una cámara de aire y qué función tiene
Cómo saber si las paredes tienen cámara de aire
- Por el año de construcción del edificio
- El espesor total del cerramiento
- Sonido a hueco y filtraciones de aire
- Evaluación por un técnico experto
Qué aislante se puede poner en una cámara de aire
Por todos es sabido, que toda rehabilitación energética de edificio debe de incluir actuaciones encaminadas a la reducción de la demanda energética. Medidas pasivas como la mejora del aislamiento térmico de la envolvente del edificio entre otras. Los beneficios se traducen en un mayor confort interior y un menor consumo energético por el uso de la calefacción y la refrigeración. Y entre las diferentes técnicas empleadas en la rehabilitación energética de edificios para la mejora del aislamiento térmico en los edificios nos encontramos con el aislamiento de cámaras de aire. Pero para llevar a cabo este tipo de actuación es necesario comprobar que los cerramientos del edificio disponen de una cámara de aire.
Qué es una cámara de aire y qué función tiene
En las fachadas, por ejemplo, la cámara de aire es el espacio que se configura entre la hoja exterior y la hoja interior en un cerramiento compuesto. Hablamos lógicamente de cámaras de aire no ventiladas. Dicha cámara de aislamiento tiene la función, por un lado, de actuar como colchón térmico y por otro, de canalizar las condensaciones intersticiales que en el interior del cerramiento se pudieran producir. Su espesor puede variar desde los 2 cm hasta más de 10 o 15 cm. Los mayores espesores los podemos encontrar, por ejemplo, en fachadas donde los pilares quedan ocultos detrás de la hoja interior del cerramiento. De esta manera se eliminan los incómodos salientes producidos por el encuentro del muro de fachada con los pilares.
Lo cierto es que con el tiempo se ha demostrado que estas cámaras de aire no son tan adecuadas. Desmontando así el mito de que actúan como aislante térmico. Se ha demostrado que las cámaras de aire de espesores superiores a 2 cm no son efectivas. El aire contenido en la cámara no es estanco, como sí ocurre en la cámara o cámaras de un doble o triple acristalamiento de una ventana. Se producen corrientes de convección e infiltraciones de aire no deseadas, anulando su capacidad aislante y aumentando las pérdidas energéticas. Además de que pueden acumular humedad aumentando así el riesgo de formación de moho y de condensaciones.
Por todo ello es lógico que dichas cámaras se rellenen de aislamiento, en el caso de edificios existentes.
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Cómo saber si las paredes tienen cámara de aire
Pero lógicamente, antes de plantear una actuación de inyección de aislamiento térmico en cámara, es necesario realizar una evaluación previa del cerramiento. En primer lugar, para comprobar si existe cámara de aire. En segundo lugar, para estudiar la viabilidad de la actuación en función del espesor disponible de la cámara de aire, su estado, si incluye o no aislamiento térmico y en qué estado se encuentra, su continuidad, si existen filtraciones de agua o humedades y las posibles interferencias con otros elementos constructivos como pilares, forjados, vigas y zunchos, ventanas o instalaciones que puedan existir.
Para empezar, existen indicios que nos pueden llevar a concluir que un cerramiento dispone de cámara de aire:
Por el año de construcción del edificio
El año de construcción y la normativa de ahorro energético con la que se proyectó el edificio puede ser un factor determinante. Las normas anteriores a la NBE-CT 79, no contemplaban la instalación de aislamiento térmico en cerramientos. Por lo tanto, las fachadas de estos edificios, construidos antes del año 80, pueden ser de una o dos hojas con cámara, pero sin aislamiento térmico. Posteriormente, con la entrada en vigor de la NBE-CT 79 en el 80, los edificios se tenían que diseñar y construir con aislamiento térmico en sus cerramientos. En este caso nos podemos encontrar con cerramientos con cámara de aire con poco o ningún aislamiento térmico. La norma que sustituyó a la NBE-CT 79 es el CTE de 2006, que entró en vigor en 2007. Una norma que ya va por la tercera revisión, una primera en 2013 y la última en 2019, con exigencias superiores en cuanto a nivel de aislamiento térmico en comparación a la primera versión de 2006.
El espesor total del cerramiento
El espesor total de la fachada también nos ayudará a deducir si puede existir o no cámara de aire. Para ello es necesario considerar espesores estándar para las diferentes hojas que componen el cerramiento. Generalmente una hoja exterior de medio pie (11,5 cm) ya sea de ladrillo perforado visto o hueco si está revestida exteriormente, y una hoja interior de ladrillo hueco simple (4cm) o doble (7 cm). A estos espesores de las hojas exterior e interior se le puede añadir el espesor del revestimiento exterior si lo tiene, un revestimiento de mortero hidrófugo en la cara interior de la hoja exterior y un revestimiento interior. Se puede considerar un espesor medio de dichos revestimientos de 1-1,5 cm. Estamos hablando lógicamente de sistemas constructivos convencionales. Es decir, fachadas de muros de fábrica pesados. En total un espesor de 18 a 22 cm. Si el espesor total de la fachada es mayor, puede que tenga cámara de aire en su interior.
Sonido a hueco y filtraciones de aire
Aunque poco científico, este sistema puede hacer sospechar que la fachada en cuestión dispone de cámara de aire. Si observas filtraciones de aire a través de enchufes o el pasacintas de la persiana, es muy probable que exista cámara de aire. Que suene a hueco cuando golpeas la fachada por el lado interior con los nudillos, también es un indicio de que puede existir cámara de aire en la fachada.
Evaluación por un técnico experto
Sin duda el método más efectivo es la evaluación por un técnico experto. Para ello el técnico podrá evaluar el estado y composición de la fachada con aparatos y equipos profesionales. Por ejemplo, con una cámara termográfica, un método no destructivo que permite realizar un estudio en tiempo real de la distribución de la temperatura en un cerramiento a través de la imagen. La imagen termográfica permite detectar fugas de calor en cerramientos con nulo o escaso aislamiento térmico, puentes térmicos, presencia de instalaciones, humedades y fugas de aire. Una vez se tenga la sospecha de que puede existir cámara de aire, se pueden practicar perforaciones en la fachada por las que hacer pasar una cámara endoscópica o medir el espesor de los materiales que componen la fachada. Incluido el espesor disponible de la cámara de aire.
Qué aislante se puede poner en una cámara de aire
El insuflado es una técnica sencilla y rápida, en cuanto a tiempo de ejecución, que consiste en practicar una serie de perforaciones en la fachada a través de las cuales se inyecta el aislamiento térmico en la cámara. Las perforaciones se pueden practicar bien desde el interior o bien desde el exterior del cerramiento hasta alcanzar la cámara de aire. Cuando se ha completado el insuflado, estas perforaciones se sellan fácilmente y pasan totalmente desapercibidas.
Una vez se ha comprobado que existe cámara de aire en el cerramiento, que existe espesor suficiente y que es viable su insuflado, el siguiente paso consiste en elegir el aislamiento más adecuado. En el mercado existen diferentes opciones de aislamiento insuflado en función de la naturaleza del material aislante:
Celulosa
La celulosa es un material aislante que se fabrica a partir del reciclado de papel que se tritura y se mezcla con aditivos. Se presenta en forma de fibras para que pueda ser inyectado. Los aditivos le confieren propiedades ignífugas, fungicidas y contra ataques de insectos y roedores. Es un buen aislamiento térmico y acústico. Con una conductividad térmica entorno al 0,037-0,039 W/mK. Además, tiene una alta capacidad de almacenar calor aportando inercia térmica al cerramiento en el que se instale. La celulosa está clasificada como Euroclase B de reacción al fuego, es decir, es un material combustible con contribución muy limitada al fuego. Por otro lado, es un material muy permeable a la difusión del vapor de agua (µ=1), pero también es un material hidrófilo, por lo que tiene una alta capacidad de absorción de agua. Esta propiedad puede desaconsejar su instalación en cámaras expuestas a la humedad.
EPS
El EPS o Poliestireno Expandido es un material aislante plástico, por lo tanto, procedente del petróleo. Se vende en forma de bolitas para su insuflado en cámara. Suelen ser bolitas de un diámetro medio de unos 5 mm. Cada bolita se compone de un 98% de aire y 2% de material sólido, y pueden ser tratadas con grafito para reflejar el calor transmitido por radiación. El EPS tiene la ventaja de que es un material que no se pudre, no se descompone y no se enmohece. Además, es ligero, resistente a la humedad y su factor de resistencia a la difusión del vapor µ puede tener un valor de entre 20 y 100 (adimensional). Es por lo tanto un material duradero y además se puede reciclar. Su conductividad térmica es de 0,029 a 0,039 W/mK. Está clasificado con la Euroclase E de reacción al fuego, por lo tanto, es un material combustible con alta contribución al fuego.
Lana mineral
Existen dos tipos de lana mineral: lana de roca y lana de fibra de vidrio. Ambas se producen a partir de materias primas naturales. La lana de roca a partir de roca basáltica y coque, y la lana mineral a partir de arena silícea. En ambos casos se añaden otros productos, algunos de ellos reciclados. La lana mineral se suministra en copos para ser inyectada. Tiene propiedades ignífugas y es incombustible (Euroclase A), de hecho, la lana mineral tiene una clase de reacción al fuego es A1 por el RD 842/2013 de 31 de Octubre, sin necesidad de ensayo. Por otro lado, la lana mineral es no hidrófila y muy permeable a la difusión del vapor de agua (µ=1). Es un excelente aislante térmico y acústico. Su conductividad térmica varía entre 0,032-0,040 W/mK. La lana mineral es un material inerte, lo cual impide que se desarrollen microorganismos, es duradero y también es reciclable.
Corcho natural
El corcho natural es un material totalmente ecológico y también es sostenible en términos de impacto ambiental por generación de emisiones en su proceso de producción. Se obtiene a partir de una materia prima natural como es el corcho del alcornoque y es reciclable. El aislante se presenta en formato de corcho granulado expandido, listo para insuflar en cámara. Es un buen aislante térmico y acústico. Su conductividad se sitúa entre 0,040-0,050 W/mK. Su clase de reacción al fuego es la Euroclase E, por lo que es un material combustible. También es duradero, resistente a los insectos y microorganismos, resistente a la humedad y transpirable al vapor de agua además de químicamente inerte. La fibra de madera insuflada en cámara puede ser una alternativa ecológica similar al corcho natural.
Poliuretano granulado
Se trata de insuflado de poliuretano granulado reciclado. En este caso el poliuretano se obtiene de productos que han entrado en el ciclo de reciclado, como aparatos frigoríficos que han llegado al final de su vida útil y pasan por un proceso de reciclado. De ahí se extrae la materia prima para producir el granulado que posteriormente se inyectará en cámara. Es un aislante térmico de muy baja conductividad, en torno a 0,031 W/mK. Su reacción al fuego es la Euroclase E. Por otro lado, es un material inerte e imputrescible. El poliuretano también es un material duradero, resistente a la humedad y no favorece la proliferación de hongos ni microorganismos.
Conclusiones
Sin duda el insuflado en cámara de aislamiento térmico es una buena alternativa para la mejora del confort interior y la reducción del consumo energético. Permite aprovechar una cámara de aire vacía y no modifica la estética de la fachada. Es una técnica económica, sencilla y rápida de ejecutar, que además se puede complementar con otras mejoras. Por ejemplo, con un trasdosado interior adicional que aporte un mayor aislamiento y reduzca o elimine los puentes térmicos que el insuflado no permite solucionar, e incluso un cambio de ventanas por otras más eficientes. En lo que respecta al material aislante, determinar cuál es la mejor opción, dependerá de cada caso en particular. Es por ello por lo que siempre es recomendable dejar asesorarse por un profesional experto.
Además, la correcta puesta en obra será también clave para el éxito de cada proyecto. El técnico evaluará el volumen de aislante a insuflar y deberá realizar un seguimiento realizando comprobaciones. En todo caso se debe garantizar que la densidad del aislante insuflado es la correcta y que se ha repartido de manera homogénea en la cámara del cerramiento sin dejar discontinuidades.
Fuente de la imagen: Caso de éxito de Aislamientos Gainza
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