Con la llegada del frío, optimizar el uso de los sistemas de calefacción en las viviendas se vuelve indispensable para mantener el confort sin disparar la factura energética. Regular la calefacción se convierte así en un elemento clave para garantizar tanto comodidad como ahorro. La calefacción representa uno de los gastos energéticos más altos en el hogar, y utilizarla sin control puede generar consumos muy superiores a los necesarios.
Según el IDAE, la temperatura ideal media en casa debería situarse entre 20 y 22 °C durante el día, mientras que por la noche se recomienda reducirla, sin bajar de los 19 °C, ya que cada grado por encima de estos rangos puede suponer un incremento estimado del consumo del 7‑8%. Para mantener estos parámetros, el uso de termostatos y controladores modulantes permite mantener una temperatura constante y evita despilfarros.